Experiencias de solidaridad y hábitos en el colegio:

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Es un hecho, que cada ser humano es único, inigualable, e irrepetible. Pero hay una misión en común que nuestro padre y creador nos ha encomendado, “y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Mateo 20:27-28).

 
La vida terrenal no se trata solo de cumplir nuestros sueños, anhelos, y alcanzar aquello que tanto deseamos, sino que también se trata de corresponder al amor de Dios por habernos dado la oportunidad de nacer, y dejar nuestra huella en este mundo. Sin duda alguna, no podemos enviarle un regalo físico a Dios, como lo haríamos con las personas que más amamos, pero la forma más cercana de demostrarle cuanto le amamos, es brindando ayuda y practicando las obras de misericordia con aquellos hermanos que más lo necesitan.  "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." (Mateo 25:45).

Ayudar a los demás, es una parte clave para alcanzar la felicidad plena. Practicar estas acciones con una verdadera entrega de amor, serán las semillas que entrarán y germinarán dentro de nuestro corazón, terminando de llenar todos aquellos vacíos los cuales nada terrenal podrán llenar. 

 
Durante todos mis años de estudio, el colegio siempre nos ha inculcado esta idea de ayudar a los demás, de practicar actos de solidaridad con los más necesitados, y también ser amigos ejemplares para los demás. Cultivar este tipo de hábitos, requieren de esfuerzo, pero es importante tener en mente, que no es necesario construir una iglesia, basta con incluir estos actos en nuestro estilo de vida, y practicarlos en nuestro día a día. Como por ejemplo dar los buenos días al entrar al colegio, saludar a los profesores, o incluso, saludar o despedirme del conductor y monitor del bus. Aunque puedan parecer cosas irrelevantes, tener estos actos no solo nos hacen ser mejores personas, sino que contribuimos a la edificación de un mundo con más valores. Actos tan simples como estos, definitivamente marcan la diferencia, y tienen el super poder de contagiar nuestra alegría con los demás, o bien, sanar la tristeza de una persona que la esté pasando mal. Además, los actos benéficos como las visitas a asilos, y orfanatos suelen ser momentos inolvidables, ya que no solo se trata de una “excursión” sino que es un momento para compartir con aquellas personas que se puedan sentir abandonadas y olvidadas, al mismo tiempo que contribuimos a crear una Guatemala con una visión cada vez mejor.