Gracias a su participación activa, son capaces de reconocer el valor de un gesto, una sonrisa y el impacto que tienen sus acciones en la vida de los demás.
El tener contacto con otras realidades en un entorno seguro ayuda a nuestros alumnos en su proceso de maduración afectiva y crecimiento interior. Fomentamos la empatía, el desinterés personal, la generosidad y la alegría de entregarse a los demás.