En el mundo actual, donde la inmediatez y la sobreexposición digital parecen marcar el ritmo de la vida familiar, muchos padres se preguntan cómo formar hijos seguros, felices y con criterio propio. La respuesta, según la psicóloga argentina Andrea Carreño, está en redescubrir la importancia de los límites como parte esencial de la educación del carácter y el autodominio.
Durante su conferencia en APDE El Roble, Carreño destacó que los límites no son castigos ni prohibiciones, sino una forma concreta de amar. “Los límites son cuidado, contención y guía”, afirmó. “No limitan la libertad, la hacen posible”. En un colegio con la excelencia académica y humana que caracteriza al Bachillerato Internacional, este principio cobra una relevancia extraordinaria: formar jóvenes libres exige enseñarles a dominarse y decidir con responsabilidad.
💡 Los límites: una expresión de amor y libertad
Lejos de reprimir, los límites ofrecen seguridad y dirección. Cuando los padres los establecen con coherencia y afecto, los hijos aprenden que cada decisión tiene consecuencias y que la libertad implica responsabilidad.
“Poner límites no es imponer, sino enseñar a distinguir entre lo que construye y lo que destruye”, explicó Carreño. De esta forma, los límites se convierten en caminos de crecimiento interior, donde cada norma es una oportunidad para madurar.
En APDE El Roble, esta visión se vive día a día: la formación del carácter y la disciplina se integran con una educación académica sólida, formando jóvenes que piensan, deciden y actúan con sentido de propósito.
🌱 Educar el carácter: el arte de guiar con firmeza y ternura
El carácter no es algo con lo que se nace, sino algo que se forma. Es el resultado de decisiones constantes y del autodominio. Andrea Carreño lo explica con claridad: “Educar el carácter es enseñar a los hijos a ser dueños de sí mismos”.
Para lograrlo, los padres deben conocer tanto su propio temperamento como el de sus hijos. Carreño distingue cuatro tipos:
- Colérico, decidido y enérgico, que necesita cultivar humildad y calma.
- Melancólico, reflexivo y perfeccionista, que requiere optimismo.
- Sanguíneo, alegre y sociable, que debe aprender constancia.
- Flemático, tranquilo y paciente, que necesita iniciativa.
Conocer estas diferencias permite adaptar los límites según cada hijo, sin perder firmeza ni amor. “Si no educamos el temperamento, él termina educándonos a nosotros”, bromeó Carreño, generando reflexión entre los asistentes.
🔑 El autodominio: el secreto de la verdadera felicidad
En el corazón de la educación del carácter está el autodominio, esa capacidad de actuar bien incluso cuando cuesta. Para Carreño, “el autodominio no reprime, libera”. Es la puerta hacia una libertad interior auténtica.
Los niños que aprenden a esperar, cumplir responsabilidades y asumir consecuencias construyen fortaleza interior. Esa fortaleza se traduce en jóvenes capaces de decidir con libertad y sentido, listos para enfrentar los desafíos del mundo actual.
En el Colegio APDE El Roble, este principio se cultiva desde los primeros años. Cada actividad, cada clase y cada proyecto busca desarrollar no solo conocimientos, sino también virtudes humanas que preparen a los estudiantes para la vida universitaria, profesional y personal.
🏫 El rol de los padres y el colegio: una alianza formadora
Andrea Carreño concluyó su mensaje recordando que los padres son los primeros formadores del carácter, y el colegio es su aliado en ese proceso. La educación, dijo, no consiste solo en transmitir información, sino en formar personas felices, responsables y capaces de aportar a la sociedad.
Por eso, en APDE El Roble, educar con límites no es una tarea aislada, sino una misión compartida entre familia y escuela. A través de un ambiente de respeto, exigencia y acompañamiento, se forma a jóvenes íntegros, líderes con autodominio y visión de servicio.
Carreño cerró su conferencia con una frase inspiradora:
“Educar con límites es amar bien. Es enseñar a volar con alas firmes, con propósito y con felicidad verdadera”.
